La instalación se inspira en unos de los símbolos más importantes de la postguerra, la representación icónica del deseo de una sociedad: La paloma de la Paz.
“El uso de este símbolo de paz se intensificó sobre todo en el siglo XX. Uno de los mayores responsables de que la paloma con una rama de olivo se reconozca como símbolo de paz fue el artista
Pablo Picasso, quien hizo una serie de dibujos de palomas. Una de ellos sirvió para un cartel del Congreso Mundial por la Paz en 1949, después de la Segunda Guerra Mundial”.
En un país como Colombia, La desilusión de los ancianos representa este símbolo con desencanto, un hastió propio de quien no ve con claridad la llegada de la paz generación tras generación. Es entonces cuando el símbolo se convierte en una imagen casi
ridícula, una mofa que deviene de la inagotable espera de una nación.